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Mostrando entradas de octubre, 2018

El reverso del adiós

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Me marcharé, con las ansias de quien no quiere volver, con las ganas de quien no las tiene de volverte a ver. Me iré, no más triste de lo que pudiste tú ser, no muy lejos de donde pudiste dejar a tu mustio corazón, helado, poseedor de mil mentiras, y el mío angustiado. Miro verde verso del reverso de tu alma derrotada, ésta mira la mirada desolada de tu coraza destrozada. Y suena, lejos, apagado, el murmullo de besos deshilachados, éstos buscan tus labios por mil amores probados. El alma, la mía, grita hasta quedarse sin aliento, aliteración de mi corazón, el pobre suspirando. De lo que no fue, quedó la nada, desierto con mil flores mustias por perdernos. No quedó nota alguna de tus versos, ni de éstos su reverso. ~SR2

Espera desesperada

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¿Puede la estrella de mi alma acariciarte? ¿Puede verse reflejado en ti el lunar al que miraste? No puedo esperar sin desesperarme, no puedo no verte y consolarme. Te espero, impaciente, contendiente de lo que el tiempo espere, conteniendo la respiración cual acervo de hojas cayendo por tu boca, impaciente de nuevo, pues tu aroma anhelo hasta su muerte. Y esperando sigo sin esperar tu vilo, tuvo que aparecer la soledad con su niño, toda esperanza que viene con esperarte, todo anhelo que vuela cual velo soplado por el viento. Caminando sin rumbo, sin verdadero camino, voy con regocijo de buscarte, o buscando encontrarte entre sueños y estandarte. Párpados se cierran al pensarte, esta espera que no cesa ha de acabarse, no puede el triste aullido del amor esfumarse, no se puede fumar la espera hasta encontrarte. No puedo inundar tus ojos mirándote, no puedo acabar con el desespero abrazándote. Aunque puedo con mi alma acariciarte. ~SR2

Coraza que destroza

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Rota. Mutilada. Así se siente el alma. Por decepciones acuchillada. No se escucha el cantar del amor. Puede sentirse el llanto del alma por no creer al  perdón. Lástima siente el corazón al saberse derrotado. Oh, tristeza, vieja amiga, vuelves de antaño, creí haberte perdido después de tantos  años. Al final, no muy distinta es el alma de la alfombra del bosque. Puede caerse sin volver o puede alzarse sin caer como una semilla del ayer. Siente. Se derrama. Piensa a veces ser la única que lo hace. Y tal vez lo sea en la senda que recorre sola hasta encontrarse. Yace el sentimiento olvidado en el corazón que muere desangrado. La pena ha de encontrarse muda, pues ya el llanto no se escucha. Pierde vida la melancolía y llega volando su sustituta. La coraza fría, helada que ahora cubre al corazón que sana. Coraza que termina de mutilar al sentimiento. Termina de hacer desaparecer a la pena. Al llanto lo hace pedazos y de oscuridad al corazón y al alma